viernes, 7 de diciembre de 2007

Trascender

Muchas veces sucede que no nos damos cuenta que hemos trascendido. La trascendencia es la constatación de la asimilación de un determinado conocimiento. El conocimiento proviene de nuestra experiencia, y por lo general, es vivido, no estudiado.

Cuando interactuamos con situaciones o personas, reaccionamos de alguna manera, cuando las situaciones son repetitivas, surgen patrones de reacción o comportamiento que nos condicionan a dar las mismas respuestas a los acontecimientos, casi de manera determinista. El patrón es una especie de paradigma de acción. Cuando identificamos el patrón de comportamiento, y conscientemente variamos la respuesta, surge allí un aprendizaje consciente. Si el resultado obtenido al haber modificado el patrón de comportamiento es agradable o preferido al anterior, entonces, es muy probable que "aprendamos". Esto trae como consecuencia, que al recibir el mismo estímulo, actuaremos ahora de acuerdo al nuevo patrón de comportamiento, y con el tiempo lo haremos de manera inconsciente, es decir, lo habremos asimilado.

Dependiendo del nivel de aprendizaje, variará el nivel de trascendencia, llegando incluso a ocurrir que ya ni siquiera se presente la situación, es como si nos hubiésemos graduado. Para ilustrar lo que digo con un ejemplo, sería algo así como pasar un examen (un grado de trascendencia básico), pasar la materia (un grado de trascendencia medio) pasar de grado (un grado de trascendencia alto) o graduarse (un grado de trascendencia avanzado). Siguiendo con el mismo ejemplo de los estudios, cuando abandonamos la escuela primaria, se asume que ya tenemos ciertos conocimientos, los más básicos como por ejemplo sumar, no son puestos a prueba durante la secundaria, nos evalúan por conocimientos más avanzados, multiplicación u otras cosas, pero ya no tenemos que probar que sabemos sumar, hemos trascendido la suma. De igual manera ocurre en nuestra vida, una vez que aprendemos la manera adecuada a manejar cierta situación, esta simplemente deja de aparecer en nuestras vidas.

De esta manera, sucede que de pronto una persona a la que estimamos de pronto dejamos de verla sin que haya habido causa aparente. Puede ocurrir que cambiemos de trabajo, nos mudemos, cambiemos de pareja, de auto, de universidad, de país de residencia, o que lleguen personas nuevas a nuestras vidas. Todos estos cambios no son más que manifestaciones de la trascendencia.

En ocasiones, debido al apego, nos aferramos a cosas, situaciones, lugares o personas, y esto trae como consecuencia el estancamiento de nuestra evolución. Para seguir con el ejemplo de estudiar, sería como apegarnos a la maestra de primaria a tal punto, que preferimos no pasar de grado con tal de no dejarla.

La vida es cambio, y ello implica aceptar el cambio de escenario y de los actores que participan en lo que llamamos nuestra vida.

Preguntas

Una vez alguien dijo que más importantes que las respuestas, son las preguntas. Yo lo comparto, porque es a través de las preguntas que nos movemos. Las preguntas son la zanahoria que nos hace salir de la inercia, ese empuje que nos mueve, que nos lanza al cambio, o que lo hace evidente. Sin importar si tenemos o no la respuesta, la pregunta significa un mar de posibilidades. Generalmente, mientras nos ponemos en marcha en la búsqueda de la respuesta, rompemos paradigmas, o por lo menos cuestionamos los presentes.

Las preguntas son en mi opinión, indispensables para nuestro avance en direcciones nuevas; son expansoras de nuestro mundo interno.